20 de abril
del 2012.
Hoy me he
levantado a las seis de la mañana, como siempre. Me he levantado y me he vuelto
a mirar en el espejo, como siempre. Hoy hace un año que Arturo murió, y yo con
él. La mía nunca fue una cara guapa pero ahora está más decadente que nunca. Mi
cabello se ha tornado albo y cada vez es más escaso. Mi rostro también ha ido
palideciendo hasta poder compararse con el de un muerto. Tengo unas muy poco
vistosas ojeras que denotan claramente mi agravado insomnio. Ya no hay rastro
de la socarrona sonrisa que me acompañaba a todas partes. La he sustituido por
una sencilla línea lateral que no transmite más que lejanía. Mis ojos, antes
inquietos, se han vuelto ahora acuosos y solitarios. A pesar de todos estos
síntomas de mi inminente vejez, solo ha pasado un año y las cosas no deberían
de ser así.
Entonces oí
como alguien llamaba a la puerta con un inquieto picoteo. Fui a abrir.
<<Será algún vecino, tal vez el Cobrador del Frac; un visitante
cualquiera, eso y nada más. >> No había nadie al otro lado de la puerta.
Seguro de que aquello era un síntoma más de mis evidentes delirios, volví al
abandono de mi existencia.
No hube acabado
de cerrar la puerta cuando volví a escuchar el mismo picoteo inquieto, esta vez
procedente de la ventana. Cuando la abrí un pato entró volando y se posó, sin
más miramientos, encima de la televisión. Divertido por aquella ruptura de la
monotonía, me acerqué a la televisión donde estaba el pato.
- Tienes cara
de ser listo, pato. Revélame tu nombre.
- Arturo.
Caí de
espaldas en mi cama, aturdido porque un animal cualquiera me respondiese. Y
sobre todo si me decía que se llamaba Arturo. Aquellas locuras que
constantemente me recordaban el fatídico día en que Arturo murió en un
accidente de tráfico y yo quedé paralítico acabarían por llevarme a la tumba,
seguro.
- ¡Viejo
compañero! ¡Qué ganas tenía de verte! He venido lo antes que he podido, y no
acepto ninguna clase de queja porque eres el primero al que visito. Tal vez
luego vaya a ver a mi madre y, ¿sabes algo de Alicia? Por nada del mundo
migraría sin verla…
- ¡Ah!
¡Socorro! ¡Rápido, el número de las emergencias, necesito una ambulancia, me
estoy volviendo loco por momentos!
- Pero
hombre, ¿así saludas a tu mejor amigo? Me esperaba algo más de ti, la verdad.
Después del discurso que diste en la ambulancia pensé que te alegrarías de
verme.
-¿Estabas
vivo? Los de la Cruz Roja
me dijeron que habías muerto en el acto.
- Es verdad,
ya estaba muerto pero me lo contaron los ángeles de guía que me sacaron,
espiritualmente, claro, de allí.
- ¡Basta, por
favor, ya no lo soporto más! Necesito explicaciones… ¿acaso eres real?
- Tanto como
tú o esta televisión.
- ¡Pero eres
un pato! Es imposible que seas Arturo, es imposible que puedas hablar, me estoy
volviendo loco…
- Ah, ya veo
que has tenido algunos problemas desde que me marché. Eso de tener que ir en
silla de ruedas a todas partes no te ha sentado nada bien, ¿verdad? Amigo mío,
¿qué más da que sea real o no? ¿Te será más útil pensar que soy producto de tu
imaginación? Porque te aseguro que no me voy a marchar solo por eso.
- Está bien,
tú ganas. ¿Qué ha sido de ti?
...By Carmen:D.
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