Hola!!! Como me gusta mucho escribir relatos, he decidido escribir uno para el blog contando una historia real y ficticia a la vez. Los protagonistas de este relato saben lo que es ficción y ahora os toca a vosotros, los lectores, saber lo que es realidad....
11:30 a.m.. Recreo. Los pasillos de un instituto cualquiera están desiertos. ¿Del todo? No. Susana, Felipe y yo charlamos junto al radiador. Pero nuestra charla dura poco porque, en ese momento, hacen acto de presencia un grupo de chicas de nuestro curso; conocidas algunas, antiguas amigas otras. Choque de opiniones. Los comentarios no se hacen esperar.
- ¿Habéis visto a esos pringados? Sois patéticos...-dice una.
- ¿Por qué no os vais de una vez y nos dejáis en paz? Nosotros no os hemos hecho nada- protesta Susana. Un día más, la misma cantinela de todos los recreos.
-Perdona bonita, pero no fui yo la que empezó a decir que le gustaba mi novio en la excursión de ..blablabla- dice otra más. No es una buena excusa. No estaban allí para quejarse de tonterías. Estaban allí para chuparnos la sangre. Pero ibamos a ser un hueso duro de roer.
-Jajajaja. ¿Pero tú te has visto Susana? Todo el mundo te odia, desde luego que no tienes amigos.- dice la primera. Vieja estrategia la de atacar por el valor bursátil de los "Amigos".
-¡Que me dejéis en paz!- no te hacen caso Susana. Están riendo. No pienso dejar que tiren nuestra dignidad por el suelo.
-Me parece que yo no la odio.- fueron unas palabras claras y necesarias. Dejaron de reir. No se lo esperaban. ¿Quién iba a defender a Susana si el que lo hacía pasaba inmediatamente a ser otro pringado?
-¿De verdad que no me odias ni un poquito?- la mirada de Susana se enternece.
- No, desde luego que no.
-Yo tampoco.- intervención acompañda de sonrisa de Felipe. Nuestro pequeño auditorio calló. Estábamos dispuestos para la batalla. De nuevo risas despiadadas. Pero da igual porque con el tiempo aprendes a mirar a todos con dignigad y respeto.
-Pues ya ves Susana, tienes una amiga que es tan pringada como tú. Y tú, cariño, mejor que no vayas con los marginados.- las demás corean la intervención. Yo no hago caso al comentario.
- Mejor una amiga de verdad que no cien de mentira.-sabían que eso iba por ellas. Asimilan la respuesta. Silencio.
-Mira Susana, yo te odio pero me caes bien, ¿vale?- nueva hipocresía."Te odio pero me caes bien". Pero ya da igual Susana, porque hemos ganado. Hemos resistido, no han podido con nosotros. Sí, nosotros, los marginados. Los que parece que solo estamos para que se rian en nuestra cara.
-¿Habéis acabado ya de perder el tiempo?-sentencia final por mi parte. Risas resignadas por la suya.
-Por favor, vamonos ya Mafalda.-me pide Felipe.
-Tienes razón, se está acabando el recreo.
Y así nos alejamos, con la cabeza bien alta. Ellas siguen riendo. La gente, que comienza a bullir por los pasillos, se rie también de nosotros. Pero da igual, porque no somos unos marginados, somos simplemente nosotros mismos, en un mundo que se esfuerza día y noche, por que seas como los demás. Significa librar la batalla más dura que un ser humano puede librar; una batalla que no cesa jamás.
Carmen;)
11:30 a.m.. Recreo. Los pasillos de un instituto cualquiera están desiertos. ¿Del todo? No. Susana, Felipe y yo charlamos junto al radiador. Pero nuestra charla dura poco porque, en ese momento, hacen acto de presencia un grupo de chicas de nuestro curso; conocidas algunas, antiguas amigas otras. Choque de opiniones. Los comentarios no se hacen esperar.
- ¿Habéis visto a esos pringados? Sois patéticos...-dice una.
- ¿Por qué no os vais de una vez y nos dejáis en paz? Nosotros no os hemos hecho nada- protesta Susana. Un día más, la misma cantinela de todos los recreos.
-Perdona bonita, pero no fui yo la que empezó a decir que le gustaba mi novio en la excursión de ..blablabla- dice otra más. No es una buena excusa. No estaban allí para quejarse de tonterías. Estaban allí para chuparnos la sangre. Pero ibamos a ser un hueso duro de roer.
-Jajajaja. ¿Pero tú te has visto Susana? Todo el mundo te odia, desde luego que no tienes amigos.- dice la primera. Vieja estrategia la de atacar por el valor bursátil de los "Amigos".
-¡Que me dejéis en paz!- no te hacen caso Susana. Están riendo. No pienso dejar que tiren nuestra dignidad por el suelo.
-Me parece que yo no la odio.- fueron unas palabras claras y necesarias. Dejaron de reir. No se lo esperaban. ¿Quién iba a defender a Susana si el que lo hacía pasaba inmediatamente a ser otro pringado?
-¿De verdad que no me odias ni un poquito?- la mirada de Susana se enternece.
- No, desde luego que no.
-Yo tampoco.- intervención acompañda de sonrisa de Felipe. Nuestro pequeño auditorio calló. Estábamos dispuestos para la batalla. De nuevo risas despiadadas. Pero da igual porque con el tiempo aprendes a mirar a todos con dignigad y respeto.
-Pues ya ves Susana, tienes una amiga que es tan pringada como tú. Y tú, cariño, mejor que no vayas con los marginados.- las demás corean la intervención. Yo no hago caso al comentario.
- Mejor una amiga de verdad que no cien de mentira.-sabían que eso iba por ellas. Asimilan la respuesta. Silencio.
-Mira Susana, yo te odio pero me caes bien, ¿vale?- nueva hipocresía."Te odio pero me caes bien". Pero ya da igual Susana, porque hemos ganado. Hemos resistido, no han podido con nosotros. Sí, nosotros, los marginados. Los que parece que solo estamos para que se rian en nuestra cara.
-¿Habéis acabado ya de perder el tiempo?-sentencia final por mi parte. Risas resignadas por la suya.
-Por favor, vamonos ya Mafalda.-me pide Felipe.
-Tienes razón, se está acabando el recreo.
Y así nos alejamos, con la cabeza bien alta. Ellas siguen riendo. La gente, que comienza a bullir por los pasillos, se rie también de nosotros. Pero da igual, porque no somos unos marginados, somos simplemente nosotros mismos, en un mundo que se esfuerza día y noche, por que seas como los demás. Significa librar la batalla más dura que un ser humano puede librar; una batalla que no cesa jamás.
Carmen;)
A mí me ocurre otra injusticia. Sólo porque no me gustan los vaqueros ajustados, las super guapas de mi instituto se pasan el día cuchicheando sobre mí. Mis mejore amigos son chicos, y casi no me dejan acercarme a ellos. A nada que les saludo, ya las tengo detrás:
ResponderEliminar-ooooooooooohhhhhhh, que bonito, que bonito.
porfa ¿alguien se le ocurre como decirles que se vallan a la porra sin que se vuelvan más contra mí?. comentad porfa.
gracias, E. I. E. S. san andrés.
Encantada de que hayas comentado mi entrada, te voy a responder: si ya has probado a pasar de ellas como si no existieran y esto no ha funcionado (aunque es una buena opción);lo mejor es que te lo tomes a risa pero con dignidad y respeto.Cuando te abuchean les miras fijamente y sueltas la primera chorrada que se te ocurra, por ejemplo:haces un par de esparabanes como si bailaras un tango, o algo raro.Creeran que eres tonto/a y te dejarán en paz. Si esto no funciona consultamelo que haré una entrada sobre ello=)
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